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¿Desde siempre tuviste claro tu preferencia por estudios del ámbito STEM?

Sí y no. Desde muy pequeña me ha gustado mucho las ciencias. De niña leía enciclopedias de astronomía o manuales de informática adaptados a mi edad. Algunas de mis asignaturas favoritas hasta secundaria fueron matemáticas y física, hasta el punto de plantearme muchos tipos de futuros en muchas áreas de ciencias diferentes.

Más tarde, en el bachillerato, me desanimé un poco y empecé a explorar otras áreas, como el dibujo o la escritura. Al final me decidí por Sistemas porque me permitía seguir en la ciencia mientras seguía explorando áreas como empresariales o multimedia. Digamos que quería aprender un poco de todo.

Ahora estoy muy contenta, porque el combinar los conocimientos que aprendí de mis hobbies y en mi carrera me permiten tener en cuenta diferentes perspectivas al trabajar o entender cómo se afectan mutuamente las diferentes disciplinas.

La brecha de género en los estudios STEM, ¿influyó en tu decisión de cursarlos?

Supongo que al comienzo no, porque como digo tenía claro que las ciencias eran apasionantes desde muy niña. Más tarde, tomé conciencia de las pocas chicas que éramos en STEM, principalmente al ver que solo éramos unas 7 chicas en una clase de 50 en la universidad.

Creo que entonces me entró un poco la vena competitiva. Ya la tenía de antes, pero ser consciente de la brecha de género hizo que quisiera esforzarme mucho más. Escogía mis asignaturas favoritas cada año e intentaba ser muy buena en ello, aprender todo lo posible.

Que haya más mujeres en ámbitos científicos, ¿puede suponer la incorporación de otra perspectiva en el desarrollo de estas profesiones?

Por supuesto. Creo que la diversidad en general es necesaria en todas las profesiones, ya que debido a los roles de genero hay experiencias que no compartimos. Hay casos, como en arqueología e historia, que no se descubrió el uso de un objeto hasta que mujeres del campo (a veces incluso fuera de él) señalaron para que se usaba.

Si lo ponemos en perspectiva, aunque cada vez hay menos roles impuestos, creo que tenemos que compartir todo tipo de experiencias para mejorar la tecnología a nuestro alrededor de forma que sirva para todo el mundo. Cuantas más perspectivas, más adaptable será la tecnología y exploraremos más opciones.

¿Crees que conmemoraciones como el 11 de febrero, día internacional de la mujer y la niña en la ciencia, pueden contribuir a que cada vez más niñas se animen?

Totalmente. De pequeña pensaba que todos los grandes científicos y personas que trabajaban en ámbitos de tecnología eran hombres, porque como mucho conocía a Marie Curie. Más tarde, en la carrera (me parece incluso tarde ahora mismo), descubrí que Ada Lovelace se considera la primera programadora de la historia.

Creo que la visibilidad y la representación es sumamente importante. Especialmente cuando somos pequeños, nos gusta vernos reflejados en lo que podríamos llegar a ser. Nos fijamos en personas que han hecho o están haciendo cosas importantes, que dedican su tiempo a ello e intentamos imitarles. Si no hay nadie parecido a ti, ¿cómo sabes que también tienes esa posibilidad?

El 11 de febrero nos recuerda que las ciencias y la tecnología existe para todo el mundo, que todos y todas podemos participar en su desarrollo y su evolución. De hecho, la tecnología se crea para conseguir hacer nuestra vida más fácil y llegar a un mayor estado de bienestar, y para ello necesitamos todas las visiones posibles.

Como una mujer muy joven que optó por una carrera de Sistemas de Información ¿qué le dirías a las adolescentes, niñas, y jóvenes sobre las posibilidades profesionales y personales que abren para ellas las carreras STEM?

La tecnología es algo que siempre va a estar en continua evolución. Las posibilidades son infinitas. Además, ahora más que nunca, la tecnología está interconectada con el resto de los campos y disciplinas.

Las carreras STEM son carreras que nos ayudan a impulsarnos a un mejor futuro, por lo que hay muchas y diversas posibilidades profesionales. Dicen que el 70% de trabajos de los próximos años no existen aún y es que cada vez evolucionan más y más, y eso requiere de personas formadas en las nuevas tecnologías. Ya se da ahora mismo, pues los trabajos con los que mis padres soñaban de pequeños no se parecen a los que soñaba yo, y los míos definitivamente no se parecen a lo que aspiran mis primos más pequeños.

A nivel personal, creo que lo mejor es saber que la tecnología está ahí para hacer nuevos descubrimientos, ayudar a la humanidad a ser mejores e incluso mejorar nuestro entorno. La colaboración entre diferentes disciplinas crea grupos de estudio y proyectos que podrían cambiar nuestra forma de ver y tratar nuestro mundo. Y si vamos a algo más “pequeño”, el trabajar con tecnología puede ayudar a personas de a pie directamente, en su calidad de vida o en sus negocios. Quizás eso no es un cambio tan visible, pero muchos granitos de arena hacen un desierto.